Cuarto de siglo
En dos semanas entraré en lo que posiblemente sea la segunda de tres partes de mi vida, habré cumplido un cuarto de siglo. Hace veinticinco años la Guerra Fría aún amenazaba con destruir el mundo, las baterías electrónicas estaban en boga en todas las bandas (aún peor que una guerra nuclear) y surgió MTV, el canal que destruiría la música para siempre. Sin embargo un estilo permanecía inmune a todas estas cosas, el folk.
Volviendo al tema de las mandolinas. Estos son instrumentos que, hasta hace siete años, eran de buena calidad, ahora la calidad ha menguado sobremanera. Actualmente toco una mandolina que era de mi hermana, aproximadamente fue comprada hace unos treinta años, y aún cuando la caja está rota (la cual arreglé con cinta de aislar) y las maquinarias están arruinadas, todavía se puede percibir un sonido agradable, difícil de encontrar, pero agradable. He estado en búsqueda de la mandolina perfecta para mí. En mis sueños, me veo ejecutando una mandolina de estilo F, pero son caras y quiero pulir mi habilidad con un instrumento más modesto. Encontré una mandolina de estilo A marca Fender, pero mis proveedores de instrumentos en internet no tienen permiso de Fender para enviarme instrumentos a Mexico (¡malaya!). Una marca que si tienen permiso de exportar es Washburn, y la mandolina presentada en este post es de esa hechura.
Es un instrumento peculiar, de estilo A, con un hoyo de sonido ovalado, hermoso, que hace memoria de los clásicos instrumentos florentinos. Y hablando de florentino, el cabezal está diseñado con ese mismo estilo, el cuello es sólido y firme. El acabado que me gustaría tener en la mía sería el negro, aunque el azul presentado en la foto se ve genial. Solo para que estén seguros, no pienso tocar rolas rabonas de estudiantina. Me enfocaré en el bonito estilo grass, bluegrass y folk que tanto me gusta.